MI REINO ES OTRO_Santi Jiménez 28/04/2023
Santi Jiménez: ladrón confeso de esteroides digitales
En un contexto en que todas las acciones y creaciones en Occidente están dopadas desde hace años por esteroides digitales, queramos o no ser conscientes de ello -ya existe, incluso, la ?arqueología algorítmica?-, nos sentimos amenazados y viviendo una nueva versión de la película de 1927 ?Metrópolis?: se nos inculca un renovado miedo a la Máquina, lo que viene a orlar, convenientemente, nuestro ya nutrido cupo de temores.
Inmersos e inmersas en pleno debate sobre el control del vertiginoso avance de la inteligencia artificial, preocupadas y preocupados porque esta ?tercera revolución industrial? destruya la forma de estado-nación ?democrática? de la que ?disfrutamos?.
Ante el manifiesto firmado recientemente por más de mil empresas tecnológicas a nivel mundial para frenar el avance de la inteligencia artificial, Santi Jiménez, como muchos artistas, está haciendo uso de esta herramienta.
Nuestro artista, problematizando conscientemente su actividad artística -lo que es una constante en su ya larga trayectoria- en un tiempo de nuevos envites a la sagrada autoría del artista en la era de la ?reproductibilidad técnica? -término ya acuñado por Benjamin en 1939- nos presenta una nueva obra mixta, combinación ?aurática clásica? de la mano del dibujo manual con dibujo digital y creación maquínica, dibujo generado por inteligencia artificial.
Que Santi Jiménez utilice inteligencia artificial en alguna de las piezas aquí presentadas es un proceso natural en un artista que siempre ha usado, tanto de modo acrítico como crítico, herramientas digitales en sus composiciones, como un proceso más de los muchos que utiliza en la generación de su obra.
En ?Mi reino es otro?, el artista recurre a sencillos algoritmos para componer alguna de sus obras, creando conscientes equívocos entre trabajo digital y manual. Al dibujo manual, el creado sin interfaces digitales, contrapone el artista otras formas de dibujo con el fin de desvelar los prejuicios asociados a este arte como expresión artista, como por ejemplo el que lo define solamente por la técnica que utiliza, no por los valores conceptuales que, de cada vez, expresa una auténtica obra de arte.
Santi Jiménez podría haber sido un oportuno creador de NFT?S, pero ha decidido no optar por este camino, porque considera el ejercicio del arte como algo que va mucho más allá de su conversión directa en un activo económico. Denosta los NFT?S por su carácter especulativo, ya que funcionan como cuasi monedas en el metaverso y como productos meramente formalistas en muchos casos.
Santi Jiménez, miembro de la ?Generación X?, pero ?naturalizado? como nativo digital, crea piezas partiendo de estrategias posmodernas aplicadas a la imagen ya asumidas académicamente, como el pastiche, la apropiación o diferentes modos de extrañamiento al comienzo de su carrera, tomando como base la imagen fotográfica y muy pronto el dibujo, pero siempre utilizando internet como una fuente más del inmenso archivo de imágenes y referencias en las que se basa su trabajo.
Utiliza toda la cultura creada en torno al dibujo, como el universo de la ilustración manual digital o mixta, el cómic, la novela gráfica y también el amplísimo campo de la animación para crear tensiones internas en las imágenes que genera. El creador, en vez de incidir en el carácter representacional y de mensaje unívoco adscrito tradicionalmente al dibujo, genera una obra que nunca nos contesta a la primera, ni del mismo modo. Una obra que siempre es una pregunta.
El dibujo se sitúa pronto en la centralidad de su acción plástica, tanto en su acepción conceptual como pragmática, con todo el debate que esto conlleva: el dibujo como boceto o como obra final, el dibujo como arte popular o como gran arte?
Tal y como yo lo percibo, Santi Jiménez entiende el dibujo como ?problema? y como horizonte de creación: explora con denuedo la confusión entre la praxis tradicional del dibujo, a mano, con el retoque digital. Reflexiona sobre el obligado carácter históricamente narrativo del dibujo cuando sus obras nunca lo son. Contradice la pretendida modestia del dibujo como técnica menor jugando en su obra con grandes formatos. Rechaza el carácter puramente fáctico del dibujo como ilustrador de una idea superior, cuando en su obra la idea ha de ser inferida por el propio dibujo y nos hace pensar sobre muchos más prejuicios entorno a este medio de expresión milenario, advirtiéndonos del peligro de interpretar las imágenes literalmente.
Sus trabajos, durante mucho tiempo, fueron composiciones pobladas por figuras juveniles y adolescentes que nos mostraban su vida íntima, sus gozos y desvelos, en un espacio sin tiempo, convirtiendo en libidinales mirones involuntarios a las personas espectadoras de las piezas. Con el tiempo, esta galería de personajes se fue esencializando para crear composiciones con figuras monumentales, aisladas, más crípticas y evocadoras de pensamientos profundos y trascendentes. En este punto asistimos a un ?striptease? mental igual de obsceno o más que en las obras de la anterior etapa. Pero, aunque presenciemos este u otros cambios, todos, absolutamente todos los personajes creados, siempre, y hasta la actualidad, constituyen heterónimos visuales del artista, parejos a sus vivencias presentes.
Con ?Mi reino es otro?, el artista da un nuevo golpe de timón formal y conceptual a su obra, sorprendiéndonos con polípticos en los que apenas aparece representada la figura humana. Nos presenta una especie de bajorrelieves a modo de frisos de dibujos impresos sobre madera que, por veces, hacen sobresalir unas piezas del lienzo mural. No hay marcos. La obra se expande por el espacio perceptivo de la persona espectadora.
Además, las imágenes son creadas a partir de una iconografía fantástica, con el fin de sugerir una suerte de epopeya que dos personas libran, y de la que salen victoriosos.
La formalización de las piezas es radicalmente diferente a la de su obra inmediatamente anterior: está llena de color, hay contextos temporales, la estética de las imágenes es incómodamente heterogénea, incorrecta, y la coherencia de la muestra sólo es atribuible al cuidado diseño del dispositivo expositivo.
De los nuevos descubrimientos en el complejo universo de los usos del dibujo, fruto de la gran labor de investigación que el artista realiza para cada una sus exposiciones, nace esta muestra. ?Mi reino es otro? está imbuida de una profunda carga emocional que es enfriada por la ya legendaria socarronería del artista, aplicada a todo, a todos y a todas, pero, sobre todo, a sí mismo.
Monse Cea
Crítica de arte y comisaria independiente
FANZINE/CATÁLOGO "Mi reino es otro"
Con la colaboración de
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